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reseña: la hora de clase. por una erótica de la enseñanza
ción propuesta, señala Recalcati, es simultáneamente diacrónica y sincrónica.
Es decir, inicialmente, prevaleció la Escuela Edipo; luego, le siguió la Escuela
Narciso; y la Escuela Telémaco es una posibilidad a construir. Sincrónicamente,
en la escuela, se pueden encontrar los tres tipos de organización.
En el segundo capítulo, denominado “El gesto de Sócrates”, a partir de la
práctica del lósofo descrita en El Banquete de Platón, Recalcati pone de relie-
ve la importancia del docente para suscitar el deseo de saber en sus estudiantes.
Sócrates no se ubica como aquel que lo sabe todo y que, en razón de ello, ha de
ser “amado” o admirado. El autor resalta que la relación con el saber supone,
más bien, una posición activa de “amante”. A través de una noción compleja del
concepto de transferencia, Recalcati destaca el papel del docente en el proceso
de subjetivación del saber.
Esta línea argumentativa es profundizada en el tercer capítulo, denomi-
nado “La ley de la escuela”, en el que, entre otros aspectos, se plantea cómo la
escuela abre mundos posibles más allá de la propia familia o del grupo de per-
tenencia. En este sentido, según Recalcati, la existencia de la escuela cuestiona
el mito narcisista de la autoformación. En clave constructivista, podemos decir
que se trata de una postura afín a la insistencia de Vygotsky cuando señala que
“a través de los demás es que nos convertimos en nosotros mismos” (1987,
p. 160). Ahora bien, la importancia del vínculo docente-estudiante y de los
afectos que se juegan en el mismo ha signicado, en más de una propuesta de
“aplicación” del psicoanálisis a la educación, que se distorsione el rol del do-
cente, haciendo de él una especie de psicólogo o psicoterapeuta. En estos casos
se distorsiona también el papel de la escuela, haciendo de ella, meramente, un
entorno de salud mental (lo es, pero es mucho más que eso). La claridad sobre
estos puntos es, a nuestro entender, otro de los aciertos del texto.
El cuarto capítulo, que lleva el mismo título que el libro, muestra que sos-
tener la misión de la escuela respecto al saber, es decir, avivar el deseo por el
mismo para que pueda ser subjetivado no signica suscribir ningún tipo de
cognitivismo frío y deshumanizante (distorsión, a su vez, de las perspectivas
cognitivas). Tampoco, signica incurrir en un “emotivismo” improductivo. Re-
calcati narra la anécdota de un profesor de losofía que
[...] se jactaba de dejar a un lado intencionalmente en su trabajo diario
el contenido de los programas ministeriales para dedicarse a interceptar
las señales de desazón existencial de sus alumnos, recogiendo sus con-
dencias más personales. Desde su punto de vista, lo fundamental no
era enseñar la importancia de las categorías kantianas, sino instaurar un
clima de conanza mutua. (2016, p. 102)
De esta manera, el autor reconoce la importancia del clima de conanza y,
como hemos descrito, del vínculo con el docente. No obstante, ello no lo lleva
a “psicologizar” la función docente: