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Virginia Zavala y Raiza Franco
Si bien las lenguas podrían seguir contándose y celebrándose como una
riqueza del país, creemos que, a su vez, es importante visibilizar otras maneras
de hablar sobre ellas. Los estudiantes de secundaria deberían reexionar sobre
el hecho de que las lenguas no son ‘objetos’ cuyas dinámicas existen al margen
de sus hablantes. Para los participantes de Twitter, por ejemplo, la lucha no está
en ‘preservar’ las lenguas, sino en cuestionar las ideologías que se han construi-
do en torno a ellas para marginar a los hablantes.
Nuestra propuesta es que se fomente en los estudiantes lo que se ha de-
nominado una conciencia lingüística crítica (Alim, 2010). Por un lado, esto im-
plica generar conciencia sobre la diversidad lingüística, lo cual supondría, por
ejemplo, conocer qué lenguas se hablan en el país, familiarizarse con algunas
estructuras lingüísticas de las lenguas originarias, y también entender que sus
gramáticas tienen un alto nivel de complejidad
10
. Sin embargo, esto no sería su-
ciente. Por otro lado, es fundamental discutir cómo esta diversidad está jerar-
quizada e inscrita en relaciones de poder. Al respecto, es necesario reexionar
sobre la forma en que los recursos lingüísticos se han cargado ideológicamente,
en el sentido de que han adquirido valoraciones particulares que benecian a
unos y perjudican a otros. Nos referimos, por ejemplo, a la asociación que se ha
naturalizado entre las lenguas originarias y territorios marginados (y racializa-
dos), a la vinculación entre producir transferencias del quechua en el castellano
y ser ignorante, a la idea de que las lenguas originarias ‘malogran’ el castella-
no, o a la premisa de que estas están extinguiéndose por razones naturales y
no sociales. Finalmente, más allá de generar conciencia sobre la diversidad y
promover una reexión crítica sobre la misma, también es importante diseñar
proyectos de intervención con los estudiantes, donde estos puedan contribuir a
transformar las representaciones y prácticas en torno a las lenguas, que se han
asentado históricamente y reproducen la desigualdad.
Asimismo, consideramos que es sustancial visibilizar formas alternativas
de lengua e identidad basadas en la práctica, y no en las formas lingüísticas, lo
que también se alinea con centrar la discusión en la situación de los hablantes.
La asociación rígida entre una lengua, una cultura, una identidad y un terri-
torio termina estereotipando y desempoderando a muchos hablantes, quienes
quedan jados en identidades en las que a veces ellos ya no se reconocen. De
hecho, actualmente, muchos jóvenes despliegan su agencia para construir sus
identidades quechuas de una manera más dinámica y, al igual que los usua-
rios de Twitter, desarrollan un discurso alternativo al Estado en torno a las
lenguas originarias y sus hablantes. Los múltiples ejemplos de colectivos de
jóvenes que hoy se encuentran difundiendo el quechua, y que quedarían fuera
del discurso ocial (Zavala, 2020a), podrían constituir material de discusión
con los estudiantes de secundaria. De hecho, si bien al inicio del programa se
transmitió un video musical de jóvenes kukama cantando música urbana, este
10. La conciencia lingüística crítica también involucra la diversidad de variedades y de
registros de una misma lengua.