R E V I S T A P E R U A N A D E I N V E S T I G A C I Ó N E D U C A T I V A
2 0 1 5 , N o . 7 , p p . 5 - 2 9
Concepciones y creencias docentes
sobre la democracia en el colegio
Teachers’ conceptions and beliefs
about democracy in schools
Lucía Ginocchio
Pontificia Universidad Católica del Perú
lucia.ginocchio@pucp.pe
Susana Frisancho
Pontificia Universidad Católica del Perú
sfrisan@pucp.edu.pe
María Isabel La Rosa
Pontificia Universidad Católica del Perú
mlarosa@pucp.edu.pe
Recibido: 09-5-2015
Aprobado: 23-6-2015
ginocchio, frisancho y la rosa
Resumen
El proceso de construcción de la democracia en el colegio tiene como actor
principal al docente, cuyas concepciones y creencias influirán en su práctica
pedagógica. Por este motivo, el presente estudio tuvo como propósito explorar
las creencias de los docentes sobre la democracia en un colegio en la ciudad
de Lima, Perú. Se entrevistó a ocho profesores de una institución educativa
pública secundaria. Los resultados mostraron que los docentes no reconocen
la construcción de una sociedad democrática como un fin de la educación,
sino que perciben que su objetivo principal es formar emprendedores prepara-
dos para el mundo laboral. La mayoría concibe la democracia principalmente
como un sistema de gobierno y no como forma de vida. A nivel escolar, la
democracia se entiende principalmente como participación en programas es-
colares o acciones centradas en el docente. Los profesores consideran que las
familias no contribuyen con la formación de los estudiantes y que el colegio no
puede hacer nada por los estudiantes con familias problemáticas. Además, sus
creencias sobre su rol como docentes los distancian de posturas democráticas,
así como sobre la disciplina. Estos resultados se discuten enfatizando en el rol
de la escuela para la formación de una ciudadanía democrática.
Palabras clave: creencias docentes, democracia, colegio democrático, for-
mación ciudadana, educación secundaria
Abstract
Building democracy in schools is a process in which teachers are fundamental
actors. This is because their conceptions and beliefs significantly influence their
pedagogical practice. Thus, this study intends to explore teachers’ beliefs about
democracy and its role within the educational system. Eight public secondary
school teachers where intereviewed for the study. Results show that teachers do not
recognize building a democratic society as one of the aims of education. Instead,
they perceive entrepreneurship and developing working skills as its principal
aims. Most teachers understand democracy only as a government system and not
as a way of living. Democracy in the school is understood mainly as involvement
in school programs or teacher centered actions. Moreover, teachers consider
families cannot contribute to students’ education and believe that school cannot
do anything to help students with dysfunctional families. Additionally, they hold
beliefs about their role as teachers that distance them from democratic stances
and from democratic discipline. Results are discussed focusing on the school role
for democratic education.
Keywords: teachers’ beliefs, democracy, democratic school, citizenship edu-
cation, secondary education
6
I
Concepciones y creencias docentes sobre la democracia en el colegio
Concepciones y creencias docentes sobre la democracia
en el colegio
Introducción
El proceso de democratización del colegio necesariamente involucra a los do-
centes, pues son una parte esencial del proceso educativo y, desde una mirada
constructivista, funcionan como mediadores del aprendizaje. En el campo de
la educación ciudadana, esta concepción del profesor refuerza su lugar como
facilitador de una cultura democrática que fomenta el desarrollo del estudian-
te y su formación como ciudadano. Sin embargo, el papel del docente como
formador de ciudadanos no está exento de dificultades. Las barreras de los
docentes para ser agentes y facilitadores de una cultura democrática en el cole-
gio se evidencian en prácticas poco democráticas que suelen ser frecuentes en
nuestro contexto, las que se ven ejemplificadas en la violencia que ocurre con
regularidad en las instituciones educativas. Dicha violencia se sostiene en un
paradigma disciplinar autoritario y rígido (Benavides, 1997; Callirgos, 1995;
Espinoza, 1993; Rojas, 2011; Trinidad, 1999; Zeballos, 2012) y en las relaciones
verticales entre los diversos agentes educativos (Evans, 2004; Oliart, 1996), lo
que genera un clima escolar poco integrador y perpetúa un sistema autoritario.
Se vuelve evidente, entonces, que existe una brecha entre los fines educativos
y aquello que se espera del actuar docente, por un lado, y las prácticas que
ocurren en lo cotidiano, por otro. Como afirma Leal, «los profesores tienden
a identificarse con los modelos y prácticas tradicionales, lo que generaría un
efecto de continuidad más que de cambios» (2005, p. 1). Además, se sienten
poco capacitados y con dificultades para promover una cultura democrática
en la escuela (Apaza, 2009).
Así, vemos que los docentes poseen una estructura de creencias que juega
un papel relevante en su práctica pedagógica. Cabe anotar que las creencias
son juicios o evaluaciones que son aceptadas como una verdad por el indivi-
duo que las sostiene. De esta manera, quedan impregnadas de compromisos
afectivos y, consecuentemente, guían el pensamiento y la acción, en la medida
que aquello que los profesores hacen o pueden hacer está estrechamente vin-
culado con sus creencias (Catalán, 2011). Las creencias cooperan con la bús-
queda de sentido del mundo por parte del individuo, e influyen en la manera
en que la información es percibida y si esta es aceptada o no. Además, median
la información que es almacenada en la memoria con sus juicios y evaluacio-
nes, y sirven como un marco para comprender el contexto (Borg, 2001). En
ese sentido, las creencias son consideradas filtros de información que tienen
incidencia en el almacenamiento, recuperación y utilización del conocimiento
y, a su vez, pueden reemplazarlo (Catalán, 2011). Estas no pueden ser medi-
das u observadas directamente, sino que deben ser necesariamente inferidas
del discurso, puesto que se encuentran implícitas en las afirmaciones de los
individuos (Pajares, 1992).
I 7
ginocchio, frisancho y la rosa
Una diferencia importante entre creencias y concepciones es que las prime-
ras tienen un componente afectivo más intenso y predominante que las segun-
das. Estas últimas son más abarcadoras, tienen un menor nivel de subjetividad,
y -según varios autores (ver Ponte, 1999)- pueden incluir a las creencias, pero
también a los significados, conceptos, proposiciones, preferencias y gustos.
Como ya se mencionó, las concepciones y creencias juegan un papel muy
importante en la enseñanza y son relevantes para el desarrollo de la práctica
docente. Tomando en cuenta todo lo anterior y ante la escasez de investigacio-
nes sobre este tema en el Perú, este estudio tuvo como propósito explorar las
concepciones y creencias que tienen los docentes de una institución educativa
pública de la ciudad de Lima, Perú, acerca de la democracia en el colegio.
1. Democracia y educación
La democracia es ampliamente reconocida como el mejor sistema político para
el gobierno de un país. Esta se funda a partir de ideales como la tolerancia, la
convivencia y resolución de conflictos sin violencia, la renovación gradual de
la sociedad mediante el libre debate de ideas y el ideal de la fraternidad, que
une a todas las personas en un destino común (Bobbio, 2001). En este sen-
tido, la democracia se relaciona íntimamente con el respeto de los derechos
humanos, la inclusión de las minorías en la toma de decisiones concertadas,
el reconocimiento del otro, la legitimidad del consenso, y la autonomía de los
individuos. De esta manera, significa para una sociedad un medio importante
para asegurar el bienestar y las oportunidades de sus ciudadanos (Nussbaum,
2008, 2010).
La democracia suele entenderse principalmente como un sistema políti-
co de estructuración del Estado, conformado por instituciones y mecanismos
legales. Sin embargo, en una concepción más amplia, es también una forma de
vida en común, una cultura
en la que las personas se relacionan entre sí con el fin de construir y
consolidar una convivencia humana armónica que permita el bienestar
y el desarrollo pleno de todos [… que] debe, por supuesto, estar sus-
tentada en un sistema de instituciones, mecanismos y leyes que buscan
garantizar los derechos de las personas y de los pueblos (Ministerio de
Educación del Perú [Minedu], 2005, p. 9).
Esta noción de convivencia democrática se funda en el consenso intercul-
tural, es decir, en una cultura política que hace posible la deliberación pública
y la acción concertada, y que reconoce las diversas identidades (Tubino, 2009),
una «ciudadanía diferenciada», como la denominan Kymlicka y Norman
(2002). La democracia, como sistema y como cultura, se expresa con mayor o
menor intensidad en los distintos ámbitos sociales en un país. Como afirman
Dibós, Frisancho y Rojo:
8
I
Concepciones y creencias docentes sobre la democracia en el colegio
hay muchos países cuyo sistema se reconoce como democrático y que,
sin embargo, no despliegan la misma intensidad de democracia (sea
como sistema o como cultura) en los distintos ámbitos de sus realidades
sociales. Por ello, se puede afirmar que hay países con mayor o menor
libertad de expresión, con mayor o menor tolerancia y reconocimiento
de las diferencias, con más o con menos mecanismos reales de partici-
pación ciudadana, etc. (2004, p. 1).
Si bien un país puede estar organizado bajo un sistema político democrá-
tico, esto no garantiza que posea una cultura democrática. Del mismo modo,
se puede encontrar en una sociedad ejemplos de participación y organización
democrática sin que su sistema de gobierno lo sea. Si bien el fortalecimiento de
una cultura democrática ayuda a consolidar el sistema democrático, lo ideal es
que tanto cultura como sistema se desarrollen de manera conjunta (Dibós et.
al., 2004). No obstante, «el vigor y la estabilidad de una democracia moderna
no dependen solamente de la justicia de su estructura básica sino también de
las cualidades y actitudes de sus ciudadanos» (Kymlicka y Norman, 2002, p. 5),
entre ellas, la capacidad de los individuos de reconocerse diferentes, sin que
esto signifique un impedimento para trabajar en conjunto (Touraine, 1995).
En suma, la construcción de una cultura democrática tiene por objetivo
generar una sociedad más justa e inclusiva. Sociedades con mayor participa-
ción democrática poseen mejores niveles de representación política de los inte-
reses de sus ciudadanos y, por consiguiente, procesos de desarrollo de políticas
públicas más equilibrados (Carrión, Zárate y Seligson, 2012). Por el contrario,
sociedades poco democráticas suelen ser excluyentes y marginan a ciertos gru-
pos, lo cual les impide sentirse miembros plenos de una sociedad de iguales,
capaces de participar y disfrutar de la vida en común (Marshall, 1992). Tam-
poco promueven la autonomía (Nussbaum, 2008), lo que afecta la percepción
del individuo sobre sus capacidades políticas (Lassen y Serritzlew, 2011, en Ca-
rrión et ál., 2012). Se espera que, en una sociedad, la experiencia educativa de
todos los individuos contribuya con el desarrollo de una cultura democrática.
Por ello, a continuación, se abordará la relación entre educación y democracia.
La educación es un proceso de enorme importancia para la consolidación
de las metas democráticas de una sociedad (Dewey, 2004; Freire, 2010; Giroux,
2008; Oser, Althof y Higgins-D’Alessandro, 2008; Kolhberg, 1985, en Oser et
ál., 2008; Power, Higgins y Kohlberg, 1989). Esto es ampliamente reconocido
en nuestro país: uno de los fines de la educación peruana es la construcción de
una cultura democrática; la Ley General de Educación, en su noveno artículo,
establece la democracia como un principio de la educación (Congreso de la
República del Perú, 2003, inciso B).
En la educación formal, la institución escolar es un espacio de socializa-
ción fundamental (Durkheim, 1976). Allí ocurren las primeras experiencias de
pertenencia a una institución con normas, reglas y prácticas de interacción que
brindan oportunidades para la convivencia, la participación y la regulación de
I 9
ginocchio, frisancho y la rosa
conflictos (Ames, 1999; Tallone, 2010), y permiten desarrollar competencias
ciudadanas. Al respecto, algunos estudios comprueban que los individuos con
mejores niveles educativos son los que suelen estar más informados, ser tole-
rantes, valorar instituciones democráticas y demostrar un mayor compromiso
político (Hillygus, 2005 en Veramendi, 2012; Glaeser, Ponzetto y Shleifer, 2006;
Schwartzman, 2008 en Veramendi, 2012).
Sin embargo, se sabe que las creencias de los profesores sobre la democra-
cia o la ciudadanía son diversas. En algunos colegios, estas se fundan en princi-
pios democráticos explícitos y apuntan al constante ejercicio crítico y reflexivo
como estrategia para la formación ciudadana, mientras que en otros los profe-
sores tienen más bien una visión que asocia la ciudadanía fundamentalmente a
los desfiles y a la celebración de actos cívicos (Guerra, 2014). La investigación
ha demostrado, también, que los docentes pueden ejercer su rol pedagógico
de manera no inclusiva, y contraria a los principios explícitos de respeto y no
discriminación que la escuela puede tener en su concepción de ciudadanía,
sin ser conscientes de los prejuicios con los cuales operan. Por ejemplo, una
investigación llevada a cabo por Becerra (2011) concluye que la presencia de
un sistema de creencias prejuicioso y estereotipado en un grupo de docentes
chilenos sobre sus estudiantes mapuches se manifiesta en sus prácticas, que
tienden a ser paternalistas y discriminadoras. Las creencias de estos docentes
tuvieron consecuencias en la relación con los alumnos, una relación asimé-
trica en la que el docente se ubicaba por encima de los estudiantes, les daba
mensajes de inferioridad y -a la vez- les asignaba una posición de desventaja y
minusvalía. Así, se nota que, si bien los docentes pueden manejar conocimien-
to explícito que expresa el ideal o el deber ser, si sus creencias no se articulan
con este conocimiento o son opuestas a él, pueden sustituirlo (Catalán, 2011).
Análogamente, si bien los profesores son capaces de manejar un discurso sobre
el colegio como propulsor de una cultura democrática, si sus creencias más
profundas son poco democráticas, es muy probable que sus prácticas sean con-
trarias a los conocimientos de los que pueden dar cuenta de manera explícita.
2. Método
2.1
Participantes
Se seleccionó a 8 docentes de secundaria de una institución educativa pública
del distrito de Magdalena, en la ciudad de Lima: 6 mujeres y 2 hombres de
entre 40 y 59 años, con experiencia laboral de 14 a 29 años. Siete de ellos eran
nombrados y uno contratado. Todos eran titulados en Educación y seis estu-
diaron, adicionalmente, otras carreras: Diseño Publicitario, Informática, Gas-
tronomía, Enfermería, Turismo y Hotelería, Ingeniería Física Nuclear y Cien-
cias de la Comunicación. Seis de los ocho docentes participaron en cursos de
actualización pedagógica, como el Plancad o el Pronafcap. El colegio en el que
10
I
desempeñan su labor docente es representativo de las instituciones educativas
Concepciones y creencias docentes sobre la democracia en el colegio
públicas de la ciudad de Lima, que sí considera importante la formación en de-
mocracia en su proyecto educativo institucional y en su plan anual de trabajo.
Los profesores firmaron un consentimiento informado y asumieron partici-
par del estudio de forma voluntaria. La siguiente tabla resume las principales
características de los participantes:
Tabla I. Características de los profesores participantes
P1
F
45
Magíster Lengua y
25
Nombrada
Ciencias
Sí.
literatura
de la
Pronafcap
Comunicación en 2008
P2
F
52
Superior Educación
29
Nombrada
No.
Sin dato
física / Ed.
Especial
P3
M 59 Superior Matemática
28
Nombrado Ingeniería física /
Sí.
y
nuclear
Pronafcap
computación
en 2011
P4
F
56
Magíster Informática
23
Contratada Enfermería
Sí.
y
Plancad
computación
en 2004.
P5
F
50
Superior Biología y
25
Nombrada
Diseño
Sí.
química
publicitario
Pronafcap
en 2009
P6
M 40 Superior Matemática
15
Nombrado Informática y
Sí.
y física
gastronomía
Plancad
P7
F
42
Superior Biología y
14
Nombrada
No.
Sí.
química
Pronafcap
en 2009
P8
F
57
Superior Lengua y
26
Nombrada Turismo y
No
literatura
hotelería
Fuente: Elaboración propia
2.2 Técnica de recolección de información
La información se recolectó mediante entrevistas cualitativas de una duración
promedio de una hora. La entrevista tuvo como objetivo identificar las concep-
ciones y creencias de los docentes acerca del colegio democrático, y contó con
las siguientes áreas:
I 11
ginocchio, frisancho y la rosa
Objetivos de la educación: Exploró las ideas que tienen los docentes sobre
los fines de la educación y su relación con la formación de ciudadanos
democráticos. Se preguntó, por ejemplo, «¿Cuál es el objetivo o fin que
considera más importante conseguir en relación con sus estudiantes?» o
«En otras palabras, si pudiera reducir todo a una meta o logro, ¿cuál cree
usted que es la más importante de lograr con sus alumnos?».
Concepciones sobre los reglamentos: A partir de un caso que describe una
experiencia fallida de participación de estudiantes en la elaboración del
reglamento escolar, se buscó recoger las opiniones de los docentes sobre
la disciplina y la participación de los estudiantes en la toma de decisiones
del colegio. Sobre la base de lo narrado en el caso, en esta sección se rea-
lizaron preguntas como «¿Cómo cree que debieron actuar los profesores
ante el comportamiento de los alumnos el día de la consulta?», «¿Por
qué?», «¿Qué problemas pueden surgir si se involucra a los estudiantes
en la toma de decisiones del colegio?», «¿Cuáles serían los beneficios de
involucrarlos?».
Conocimientos y valoración de la democracia: Se indagó sobre la informa-
ción con la que cuenta el docente acerca de la democracia, sus caracterís-
ticas, los aspectos considerados positivos o negativos de la democracia y
el valor que le asignan. Por ejemplo, en esta sección se planteó la siguien-
te pregunta: «Algunas personas piensan que la democracia es un logro
muy importante para que se pueda gobernar un país. Sin embargo, otros
piensan que lo que se necesita es un gobierno de mano dura, que tome
decisiones rápidas y efectivas. ¿Con cuál de las dos posiciones está más
de acuerdo? ¿Por qué no eligió la otra?». Finalmente, se pidió brindar una
definición de democracia.
Percepción sobre la democracia en el colegio: Se exploró las representacio-
nes de los profesores sobre lo que significa la democracia en el colegio, la
posibilidad de que esta se construya en dicha institución, lo factible de
que se consiga este logro, la transversalidad de la democracia a lo largo de
las áreas curriculares y las características de un colegio democrático. Por
ejemplo, se preguntó: «En la página 10 del DCN 2009, se menciona que
la educación debe «[…] contribuir a formar una sociedad democrática,
solidaria, justa, inclusiva, próspera, tolerante y forjadora de una cultura de
paz […]». ¿Cree usted que un colegio puede lograr estos objetivos? ¿Por
qué? ¿Cómo se consiguen estos logros?».
2.3
Procedimiento
Una vez diseñada, piloteada y ajustada la guía de entrevista, se estableció con-
tacto con el colegio seleccionado y se informó sobre el estudio al director, el
subdirector y luego a los docentes, quienes fueron citados para una entrevis-
ta individual dentro de la institución educativa. Las entrevistas, que se efec-
12
I
tuaron durante la primera mitad del año 2013, fueron grabadas, transcritas y
Concepciones y creencias docentes sobre la democracia en el colegio
analizadas por 2 jueces, y la codificación del contenido se realizó con el pro-
grama Atlas-ti. Tal como es descrito por Hernández, Fernández-Collado y
Baptista (2010), primero se produjo un sistema de clasificación o tipologías y,
después, se realizó la presentación de temas y teorías obtenidas. Posteriormen-
te, se recurrió a dos de los docentes participantes en el estudio para realizar
una validación de la codificación. Mediante el análisis de viñetas extraídas de
su propia entrevista, se llevó a cabo el proceso de validación de los códigos es-
tablecidos por la investigadora y se llegó al 75,8% y al 88,6% de acuerdo entre
los participantes y la investigadora sobre los códigos propuestos. Finalmente,
se procedió a un nuevo análisis y se afinaron algunos de los códigos propuestos
inicialmente.
2.4
Resultados
Los resultados se presentan en tres apartados. En el primero, se describe las
concepciones de los docentes sobre los fines que persigue la educación. En el
segundo, se detalla las concepciones y creencias sobre la democracia. Por últi-
mo, se describen las concepciones y creencias sobre la democracia en el colegio
desde sus requisitos y barreras.
Concepciones sobre los fines de la educación
Con respecto a los fines que persigue la educación, las respuestas brindadas por
los participantes comprenden cuatro ideas centrales: tener un futuro, dominar
conocimiento específico de un área, desarrollar habilidades, y la formación in-
tegral. Siete de los ocho participantes del estudio manifestaron que tener un
futuro es la principal finalidad de la educación (P2, P3, P4, P5, P6, P7 y P8).
Para ellos, la idea de tener un futuro como fin de la educación implica formar
emprendedores o profesionales técnicos que consigan un trabajo con el cual
aseguren recursos económicos. «Tener un futuro» implica, también, conseguir
estudios superiores, tener una carrera técnica, o estudiar y trabajar.
P2: […] entonces, el objetivo de la educación peruana debe ser que el
joven o la joven pueda tener un futuro […]. Un futuro que se sientan
ellos capaces de lograr un trabajo, de lograr una realización finan-
ciera, no como un banco, la finanza para ellos mismos, tener un pan de
cada día.
P3: La meta es formar jóvenes preparados para el futuro […] que tengan
una profesión y que se desenvuelvan para emplearse en el algún oficio,
una carrera.
P4: Bueno, los estudiantes de este colegio están preparados para un fu-
I 13
turo y un trabajo inmediato, porque a los estos alumnos su preparación
ginocchio, frisancho y la rosa
es para que tengan un trabajo tecnológico e inmediato. Esa es la visión
del colegio. […] el colegio está preparando a niños y adolescentes, este,
para un futuro inmediato del trabajo, los preparamos en marketing em-
presarial, ¿no? y en manualidades.
P6: […] que sean emprendedores en el sentido que sean más adelante
empresarios […]; estamos buscando a que ellos puedan salir, cómo se
llama, de un problema si no tienen un trabajo, si no consiguen un lugar;
aquí en esta institución se les enseña a los talleres y les hace ver que
pueden hacer, pueden depender de sí mismos ¿no?
Del total de docentes que afirmaron que tener un futuro es el objetivo
central de la educación, tres argumentaron que su finalidad también compren-
de formar individuos con valores, con habilidades sociales o que sean mejo-
res personas y ciudadanos (P4, P5, P8). Sin embargo, la formación de valores,
habilidades sociales y ciudadanía para estos docentes son solo medios para
conseguir tener un futuro. Por ejemplo, la responsabilidad es vista como un
valor necesario para poder sacar adelante una empresa y, por eso, formar a los
estudiantes para que sean responsables es una meta educativa.
P4: Los valores, obviamente, los valores […] la honestidad […] En todo
trabajo, buscan que el individuo sea honesto; si un individuo es honesto,
va a tener las puertas de los trabajos abiertos, porque un empleador te
pone pruebas, miles de pruebas.
P5: […] tienen que tener valores. Eso es lo que es más importante ahora, por-
que los chicos, ¿de qué te vale que tengan solo conocimientos? Si no tiene
valores y ellos deben salir, ser responsables, porque para hacer una empresa,
lo que sea, también tienes que ser responsable, sino ¿cómo vas a cumplir?
Asimismo, los docentes plantearon como fin de la educación brindar a los
estudiantes conocimientos correspondientes a cada área curricular (P1, P2, P3,
P6 y P7).
P1: […] en realidad, cada área tiene su propósito pedagógico. En el caso
de nosotros, de comunicación, el propósito es desarrollar habilidades
comunicativas en los chicos, tanto orales como escritas, e incluso
ahora las audiovisuales, que son las que comúnmente ellos trabajan, en
términos de audiovisión.
P3: Es que dominen las matemáticas, que es la madre de todas las ciencias.
P7: Lo relacionado a las capacidades de área que viene en el curso de
CTA que son las exigencias que pone el Ministerio de Educación que
14
I
hay que cumplir.
Concepciones y creencias docentes sobre la democracia en el colegio
Adicionalmente, dos participantes plantearon como fin de la educación
formar estudiantes críticos que desarrollen las habilidades de resolución de
problemas y toma de decisiones:
P1: […] que los chicos sean críticos ante una problemática. Que ellos
afronten ese problema y aprendan a tomar una solución, pero desde
su óptica, desde su punto de vista. Entonces, si los maestros le damos
herramientas para que ellos sean críticos, para que tomen decisiones
frente a una problemática y para que den la respuesta a esa problemá-
tica, desde su ámbito y en cualquier ámbito fuera del colegio, yo creo
que es un paso adelante que la educación al menos en esta institución
puede dar.
P7: Muy aparte de los conocimientos, si no tienen las habilidades de
solucionar problemas, tomar buenas decisiones, es muy difícil que pue-
dan tener este, se podría decir, buenos resultados en su vida, en su vida
personal, académica.
Por último, un docente añadió que la finalidad de la educación es la for-
mación integral, como se expresa en la siguiente viñeta:
P7: […] formar al ser humano en forma integral, tanto en conocimien-
tos, en valores en actitudes […] Haber adquirido ciertas capacidades,
ciertas destrezas que les sirva en su vida diaria, que le permita desenvol-
verse en su entorno, que puedan enfrentar situaciones que se le presen-
ten. […], el dominio de temas básicos, por ejemplo ,que le corresponde
para su edad, para su grado; en cuanto a actitudes, también, […] por
ejemplo, la actitud del emprendimiento, la actitud de tener iniciativa, de
solucionar problemas, de tomar decisiones, y aparte, valores necesarios,
respeto, responsabilidad.
Como se observa, los docentes asociaron los fines educativos con la vin-
culación entre la vida del estudiante y el mundo del trabajo («tener un fu-
turo»), así como el desarrollo de capacidades y habilidades, conocimientos y
sentido crítico. Sin embargo, no se relacionaron estas ideas con el ejercicio de
la ciudadanía. Incluso, al mencionar que la formación integral es el objetivo
de la educación, el docente hace énfasis en que esta permite la «actitud del
emprendimiento, la actitud de tener iniciativa, de solucionar problemas, de
tomar decisiones, y aparte, valores necesarios, respeto, responsabilidad» (P7,
el énfasis es añadido por las autoras), sin evidenciar explícitamente su vínculo
con la formación de ciudadanos democráticos.
Esta desvinculación entre la formación de una sociedad democrática y
los objetivos educativos evidencia una orientación a metas de corto plazo y de
naturaleza fundamentalmente individual. En otras palabras, las concepciones
I 15
ginocchio, frisancho y la rosa
de los docentes sobre los fines que persigue la educación muestran desconoci-
miento y poca claridad sobre los fines democráticos que se espera lograr desde
el ámbito educativo.
Teniendo en cuenta que los profesores son reconocidos como agentes fun-
damentales en el proceso educativo (Congreso de la República del Perú, 2003,
artículo 56), y son agentes de socialización y mediadores del aprendizaje de
sus estudiantes (Wertsch, 2007), una reflexión que se desprende de lo encon-
trado es la importancia del trabajo reflexivo con ellos para el reconocimiento
de la formación de una sociedad democrática como un fin de la educación.
Concepciones y creencias sobre la democracia
Las concepciones recogidas acerca de la democracia mostraron tres posturas:
un primer grupo que concibe la democracia principalmente como una forma
de vida, un segundo grupo que la describe únicamente como un sistema de
gobierno y un tercero que menciona ambas características.
Los docentes que conciben la democracia como forma de vida mencionan
que vivir en democracia significa libertad de elegir la propia opción de vida,
una forma de convivencia en tolerancia, de ideas, opiniones, de respeto, solida-
ridad y apoyo mutuo (P2, P4).
P2: Es la oportunidad de vivir libremente y en todo estamento de la vida.
En la escuela, en el trabajo, en la universidad, en mi casa, en el medio de
transporte. Es vivir libremente, en armonía y en paz […]; vamos a ser un
país [democrático] en la medida que también cada uno de los integran-
tes del país […] realmente reconozcamos cómo es vivir en democracia,
con respeto, con valores, con solidaridad, en armonía, en apoyo mutuo,
en aspiraciones a través del esfuerzo de cada uno de nosotros.
Por su parte, los docentes que identificaron la democracia como una for-
ma de gobierno consideran que es la posibilidad de elegir a los representantes
(P1, P3, P6, P8), como lo muestran las siguientes viñetas:
P8: […] Democracia es elegir tu gobierno, […] no es el que hable mejor,
ni el que ofrezca, sino tú tienes que saber, tienes que saber, tienes que,
¿cómo te diré? Tener criterio y el criterio te lo da la educación, te lo da el
saber, te lo da la experiencia, lo que ves. Entonces, democracia es elegir
a los que te van a gobernar, pero solo con criterio. Hacerlo con deber,
con criterio.
E: Muy bien. ¿Cree que el Perú es un país democrático?
P3: Claro. Sí, porque las autoridades siempre se eligen democráticamente.
16
I
Concepciones y creencias docentes sobre la democracia en el colegio
E: ¿Y ya eso es suficiente para que sea democrático?
P3: Claro.
Es importante mencionar que dos docentes integraron ciertas caracterís-
ticas de la democracia como forma de vida con rasgos de la democracia como
estilo de gobierno (P1 y P7). Por ejemplo, en la siguiente viñeta, se define de-
mocracia como «gobernar para las grandes mayorías», aludiendo a su concep-
ción como sistema de gobierno, y -al mismo tiempo- se incluye el «practicar
deberes y exigir derechos», entendiendo democracia también como una forma
de vida del ciudadano: P7: «Para mí, democracia acá en la población, es practi-
car deberes y también exigir derechos a nivel político, gobernar para las gran-
des mayorías, ¿no? Escuchar a las grandes mayorías. Esas dos cosas».
Los docentes identificaron ventajas de la democracia, tales como la li-
bertad para escoger una opción de vida, el gozar de libertad de expresión, y
el vivir en armonía y con capacidad de resolver positivamente los conflictos.
Un docente consideró que la democracia es ventajosa frente al autoritarismo,
puesto que permite contar con mecanismos que ayudan a contrarrestar la co-
rrupción y la concentración del poder (P7). Ahora, si bien todos los docentes
encontraron beneficios en la democracia, al preguntarse expresamente por su
importancia, dos docentes no se mostraron convencidos de ella (P2 y P8). Uno
de ellos afirmó que optaría por un gobierno de mano dura antes que por un
gobierno democrático (P8); y el otro, que preferiría un gobierno democrático
que «sepa aplicar normas». Es importante indicar que esta combinación entre
un gobierno democrático y un gobierno de mano dura, también se presentó
en dos de los docentes que reconocieron la importancia de la democracia (P4
y P6).
Con respecto a las creencias acerca de la democracia, algunos profesores
piensan que es el «mal menor» o el sistema «menos malo», y que es «muy im-
perfecto», aunque el más perfecto con que contamos (P6, P7 y P8). Asimismo,
algunos sostuvieron que la democracia es blanda, no aplica normas y no exige
que estas se cumplan (P2 y P4), que puede conducir a excesos y libertinaje
(P6, P1, P2, P7), y que funciona para la conveniencia de algunos grupos de
poder que defienden sus propios intereses y no los del pueblo (P2, P5, P7). Por
ejemplo:
P6: [La democracia] Es la menos mala de los sistemas que existen en
el mundo […] Porque las otros sistemas son malas [risas]; te hablo del
comunismo, del socialismo, de todos los otros sistemas que no se me
vienen ahorita. La democracia te da libertad de cierta manera, también
sabiendo cómo lo utilizan los gobernantes, ¿no?
P1: Tenemos todo el entorno político o el entorno jurídico que tenemos
es democrático, porque nada está puesto a rajatabla. El problema es que
I 17
ginocchio, frisancho y la rosa
la gente confunde la democracia con el libertinaje. […] no es demo-
crático, por ejemplo, que nosotros tengamos todos esos programas en
la televisión totalmente absurdos, fuera de cultura; no es democrático,
porque entonces no nos permite a los que estamos mirando esto elegir.
No podemos elegir, porque todos los canales están plagados de esos pro-
gramas absurdos. […] Ahí eso es libertinaje total; por ejemplo, ya no es
democracia.
P2: Porque la democracia, porque la democracia solo está, eh, centrada
en los intereses de unos cuantos. No hay la democracia, porque lo que
es democracia para uno, para otros es no democracia; es lo opuesto.
Entonces, desde ese punto de vista, el país no puede ser democrático,
porque todos no tienen la misma oportunidad de expresarse o de recla-
mar un derecho que le corresponde, ¿no?
Muchos docentes complementaron sus ideas con sus propias experiencias.
Opinaron, por ejemplo, que la Ley de Reforma Magisterial No. 29944 (Congre-
so de la República del Perú, 2012) es una injusticia que no ha tomado en cuenta
la voz de los docentes mediante una consulta (P5), o que el Estado exige accio-
nes de sus ciudadanos pero no brinda las posibilidades de que se cumplan. En
ese marco, resaltaron la poca oferta de capacitación para profesores frente a las
exigencias del Ministerio de Educación para el desarrollo docente (P6).
Como vemos, aquellos docentes que comprenden la democracia como
un modo de vida sostienen ideas como su vinculación con el bienestar de los
ciudadanos (Nussbaum, 2008) y con el ideal de fraternidad en la convivencia
(Bobbio, 2001). Sin embargo, no se mencionan elementos constitutivos de la
democracia, como su vinculación con el respeto a los derechos humanos, la in-
clusión de minorías, el reconocimiento del otro o la legitimidad del consenso,
por ejemplo. Tampoco, se incluyen cualidades y virtudes de sus ciudadanos,
las que permitirían un modo de vida comprometido y articulado alrededor
de la cooperación y deliberación (Gamio, 2007). Los conocimientos acerca de
la democracia en su cualidad de forma de vida parecen, en este sentido, muy
intuitivos y generales. Poseer una concepción integradora de la democracia
permitiría al docente articular este conocimiento a su accionar cotidiano en el
colegio, con el objetivo de considerarlo como un eje democratizador de la so-
ciedad (Dewey, 2004; Freire, 2010; Apple y Beane, 2005, Giroux, 2008). Como
se ha visto, muchas de las creencias de estos profesores no favorecerían el apo-
yo a la democracia por considerarla fallida o «blanda» y susceptible de llevar
a lo que ellos consideran «libertinaje». Es importante señalar que los profeso-
res no mostraron mayor conciencia sobre la contradicción entre decir que la
democracia es importante y, a la vez, señalar que prefieren un gobierno que
combine la democracia con mano dura.
18
I
Concepciones y creencias docentes sobre la democracia en el colegio
Concepciones y creencias sobre la democracia en el colegio
Acerca de las concepciones sobre la democracia en el colegio, siete docentes
(P1, P2, P3, P4, P5, P6 y P7) plantearon que la democracia significa partici-
pación en programas escolares e iniciativas que tienen que ver con la elección
de los representantes del Municipio Escolar (alcaldes por salón y alcalde de la
institución) y con programas acerca de democracia que anteriormente se han
llevado a cabo en la institución (por ejemplo, el programa «Libertad en Demo-
cracia» e iniciativas de Promudeh y el JNE). Por ejemplo, declaran:
E: Muy bien. Hasta aquí, hemos conversado sobre la democracia en un
sentido más amplio y resulta que algunas personas creen que el colegio
es un espacio en el que se puede construir la democracia. ¿Cree usted
que se puede construir democracia desde el colegio?
P3: Ya se ha cumplido. En el colegio ya se ha cumplido.
E: ¿En el colegio se cumple?
P3: Ya ha habido elección de alcalde, teniente alcalde en cada aula.
E: Muy bien. ¿Cree usted que existe una relación entre el trabajo que se
realiza en el colegio y la democracia en el país?
P7: Hay intentos de ciertos programas que ha venido de parte del Es-
tado y también de ONGs. Acá, por ejemplo, trabajó una ONG que se
llamaba «Deliberando en democracia», se llamaba el proyecto, que era
financiado por EE.UU. Después, me parece que Promudeh, también,
tiene algunos programas acá en la escuela; después, el JNE a través de las
elecciones de los alcaldes, regidores. Acá, en el colegio, de repente eso.
Adicionalmente, cuatro de los entrevistados describen la democracia des-
de concepciones que se centran en el docente (P1, P2, P3 y P4), afirmando que
«democracia en el colegio» significa cumplir las leyes escolares y las exigencias
del Ministerio de Educación (por ejemplo, llevar capacitaciones); trabajar en
un ambiente de paz, tranquilidad y respeto entre profesores; desarrollar juntos
el «eje curricular» o la programación anual al inicio de año, y elegir a los repre-
sentantes de sus comisiones docentes (por ejemplo, la comisión de disciplina).
En relación con ello, dos docentes señalan:
P2: Donde todos los maestros podamos vivir en un ambiente de armonía,
de coordinación permanente, de intercambio de conocimientos
permanentement que va a redundar en nuestros alumnos, porque
ellos van a ver la sapiencia de sus profesores; los chicos van a ver la
I 19
preocupación de sus profesores permanentemente, van a ver la
ginocchio, frisancho y la rosa
coordinación de sus maestros, y el chico simple y llanamente, ¿no? Si
lo ponemos dentro de un hogar, en el hogar él ve comunicación;
amor entre padre, madre, hijos; preocupación de papá, mamá, por ellos
mismos; y en su colegio, ellos van a encontrar eso. Entonces, el chico
está garantizado, ¿no?, en la convivencia democrática.
P1: Al principio, los maestros nos reunimos antes de que vengan los
chicos aquí, al colegio, y hacemos como una especie de FODA o un
diagnóstico, y decimos cuáles han sido los problemas que hemos tenido.
Entonces, sobre esa problemática, armamos un eje transversal. Es decir,
ese eje transversal nos va a servir para que, a partir de ese momento,
nosotros hagamos todas nuestras sesiones de clase, nuestras unidades
didácticas, y vayamos orientados a tratar de suplir esas necesidades que
tienen los chicos de todas las áreas -matemática, lenguaje, historia,
religión- y todos vamos apuntalando a ese tema. Entonces, ahí está la
democracia, porque todos opinan […].
Por otro lado, un docente mencionó que la democracia en el colegio es
que el estudiante escuche, atienda y respete al docente: «Con las acciones. Con
las acciones. Cada día hablando, hablando a los muchachos; así, se cultiva la
democracia. No sé quién perderá tiempo. Un minuto es; lo democrático es
esto: escucha el alumno, atiende, respeta. Eso es» (P3).
Como puede verse, estas concepciones no incluyen elementos ciudadanos,
como la deliberación y el debate de ideas. De este modo, para los profesores se
reduce la participación democrática a las elecciones o al cumplimiento de nor-
mas, y se deja de lado concepciones que se relacionan con cultura democrática
y otros tipos de participación. Sin duda, este modo de pensar podría generar
que los docentes no establezcan acciones dirigidas a brindar un espacio insti-
tucional democrático, que facilite roles activos de los estudiantes.
Las concepciones de los docentes sobre la democracia en el colegio, que
refieren a una convivencia armónica entre ellos mismos y el trabajo conjunto,
se expresan como sus propios anhelos, diferentes a la realidad que describen.
Esto concuerda con los hallazgos de Flanagan y colaboradores (2010), quienes
encuentran en su estudio que la noción de ciudadanía para los profesores se
construye a partir de sueños y expectativas. Sin embargo, llama la atención la
poca articulación entre los deseos de los docentes sobre el clima de la institu-
ción en relación con la convivencia con sus colegas, por un lado, y la forma-
ción de estudiantes, por el otro. Por ejemplo, el asumir que los estudiantes se
desarrollarán democráticamente mientras vean que sus profesores «viven en
un ambiente armonía, de coordinación permanente, de intercambio de cono-
cimientos permanentemente» (P4) sugiere que, para que el colegio sea demo-
crático, es suficiente que los estudiantes observen las acciones entre docentes y
su convivencia en armonía. En esta lógica, el estudiante no toma rol alguno en
la construcción de democracia.
20
I
Concepciones y creencias docentes sobre la democracia en el colegio
Asimismo, es importante mencionar que muchos docentes consideraron
a la familia como un impedimento para la formación de los estudiantes y para
la labor del colegio (P1, P3, P5, P7), lo que es consistente con los resultados de
otros estudios (Flanagan et ál., 2010; Apaza, 2009). Estas concepciones limitan
las posibilidades de que la familia participe de la construcción de democracia
en el colegio, pues parece poco integrada a la labor del docente. A pesar de
que las familias no siempre están motivadas para apoyar mejores aprendizajes
en sus hijos, ni disponen del tiempo ni espacio físico para generar acciones
concretas que permitan materializarlos, se ha probado que el involucramiento
de estas es beneficioso para el buen desempeño del estudiante (Fantuzzo et ál.,
2004). Los profesores que sostuvieron concepciones negativas sobre la familia
argumentaron que el colegio puede hacer muy poco o nada por los estudiantes
con problemas familiares (P2, P3, P5, P7 y P8).
Es interesante señalar que algunos docentes mostraron concepciones de sí
mismos y su rol como profesores que pueden entrar en conflicto con el de fa-
cilitador de aprendizajes y gestor de procesos democráticos. Por ejemplo, algu-
nos señalan que el profesor debe ser una figura de autoridad para el estudiante,
a veces, una figura paternal o maternal, y que, además, debe «ser amigo, tiene
que ser un poco de padre, de hermano mayor» (P4). Un ejemplo de esto es el
siguiente:
E: ¿Qué problemas pueden surgir si se involucra a los estudiantes en la
toma de decisiones del colegio?
P4: Bueno, problemas de que los alumnos pueden faltar el respeto al
profesor… y ya, pues, deja de ser autoridad el profesor. Y el profesor es
autoridad y paradigma, a la vez, del alumno.
P9: […] la situación de que los respetos no se dan: el profesor entra a
una sala ¡sí, cállese la boca, gua, gua, gua! Al profesor se lo respeta por
lo que es; él tiene que entrar y todos tienen que darse cuenta que entró
el profesor.
Algunos docentes sostuvieron creencias que favorecen la violencia de los
profesores hacia los estudiantes, manteniendo que muchos estudiantes consti-
tuyen una amenaza a su integridad o justificando la violencia física o los gritos
cuando estos se aplican de forma «justa». Por ejemplo:
P2: […] ya ves que yo discrepo también mucho con esos alcances del
Ministerio de Educación que «al niño ni con el pétalo de una rosa». Oye,
mi hijo se porta mal, te vas a tu cuarto no te quiero ver, pero mi hijo ya
se porta de una manera que es grosera, es brutal; yo sí soy capaz de jalar-
le una oreja, porque ya tú le hablas con amor, «hijito, por favor, hijito»;
esa labor es horrorosa. ¿Dónde queda el derecho de ese alumno? ¿Y el
I 21
ginocchio, frisancho y la rosa
de derecho de los demás alumnos? ¿El derecho de los demás alumnos
de trabajar en paz?
P4: Hoy en día, el niño, la mujer somos bien avalados; estamos prote-
gidos por nuestros derechos. No podemos enmancillar a un niño y a
una mujer, más que todo un niño; un profesor tiene que respetar a un
niño. Si alzamos la voz, tenemos que alzar pero este, con una manera eh
democrática, soberbia y justa, con lo que hacemos; ya no estamos en ese
tiempo de que «chico, tú no atiendes la clase, entonces, te vas, te largas,
ya vete al patio»; no, así, ya no ya. Ya no.
Es posible pensar que aquellos que comprenden el rol del profesor como
una figura de autoridad no promoverían relaciones horizontales y democrá-
ticas con los estudiantes y, eventualmente, con los demás agentes educativos.
En ausencia de regulaciones, los profesores puedan ejercen violencia sobre sus
estudiantes, debido a que no parecen comprender el sentido de no agredir a
los estudiantes ni tampoco ofrecen medidas correctivas alternativas que sean
efectivas para el cambio de la conducta. Un ejercicio autoritario y rígido del
rol docente puede, además, favorecer situaciones de violencia en los colegios,
pues se sabe que, a mayor grado de autoritarismo, mayores manifestaciones de
violencia escolar (Kornblit, Adaszko y Di-Leo, 2012). La contraparte de esta
visión autoritaria está conformada por las concepciones del rol docente como
figura paternal o amigo, las que se construyen a partir de las carencias que los
profesores encuentran en las familias y de una mirada paternalista sobre los
estudiantes que los ubica en una relación vertical. Estas creencias no favore-
cerían climas escolares que propicien el diálogo auténtico, que abran canales
de comunicación y que valoren a los estudiantes como legítimos participantes
de la vida escolar, lo que podría disminuir considerablemente la frecuencia de
situaciones violentas (Adaszko y Kornblit, 2008 en Kornblit et ál., 2012).
Con respecto a la participación estudiantil en la vida escolar, si bien la
mayoría de docentes piensa que los estudiantes deben participar en el desarro-
llo de normas escolares, puesto que esto los compromete de mejor manera a
cumplir con dichas normas, también sostiene que la participación debe estar
siempre dirigida por un docente. Asimismo, añaden que debe ponérsele límites
para evitar que las reglas acordadas sean muy «utópicas» e imposibles de cum-
plir. Algunos profesores consideraron que la participación de los estudiantes
debe restringirse a expresar sus opiniones sobre las propuestas de normas que
presentan los docentes a fin de que «no se caiga en el libertinaje que los chicos
quieren» (P2, P5). Por su parte, un profesor se mostró abiertamente en contra
de la participación de los estudiantes. En relación con ello, estas son algunas
de sus opiniones:
P2: […] el chico, en su aporte, va a querer libertinaje; […] yo le debo
explicar al chico y lo puedo entrar en juicio y conocimiento. […]
22
I
Concepciones y creencias docentes sobre la democracia en el colegio
Entonces, la problemática puede ser que ellos puedan poner lo que
quieran de acuerdo con sus interés, pero ya los maestros, los directivos,
tenemos que razonar; y yo sé que este chico va a entrar en razón; el
estudiante lo va a entender y lo vamos a convencer y va a razonar: «ah
sí, profesora, tiene razón; sí, director, tiene razón». Ese es el sentido […].
P5: […] ellos pueden decir muchas cosas, pero no se les puede dar tam-
poco mucha libertad, […] porque sino ellos harían del colegio lo que
ellos quisieran, porque, por ejemplo, siempre hay normas que hay que
cumplir, ¿no?; y ellos, por ejemplo, saben de que tienen que venir con el
uniforme y, bueno, de repente allí tú les dices que ellos pueden hacer lo
que quieren, ya no vienen con el uniforme; vienen como sea, no tienen
presencia, entonces.
P8: […] el problema puede surgir si es que «¡Jóvenes tomen, este, hagan
su reglamento, ¿ya? Yo ahorita vengo; me estoy yendo un rato a la ca-
lle!». Ahí sí, caos. Pero, si se quedan profesores y es ¡dirigido!, ninguno.
Siempre, esto viene de la casa; siempre, hay alumnos que van a decir
sonseras y van a hacer las cosas mal; siempre, hay chicos que no tienen
reglas; siempre, hay chicos que van a hacer lo que quieran; siempre, hay
chicos matones; siempre, hay «Pepe el vivo», como digo, que -según él-
todo se hace como yo quiero y si no te pego, porque es lo que ve en su
casa. O sea, allí está el profesor para guiar eso.
P4: […] ya sabemos a qué punto vamos a ir, cuál es nuestra meta. Para
eso, somos profesionales; no somos cualquier cosa. ¿Cómo vamos a
hacer intervenir a los alumnos si nosotros ya sabemos el derecho del
niño y el adolescente? Siguiendo estos puntos, nosotros podemos hacer
un buen reglamento.
La participación de los alumnos es un elemento fundamental en la crea-
ción de instituciones democráticas (Power, Higgins y Kohlberg 1989; Apple
y Beane, 1995), pues la elaboración de políticas y reglas que reflejan normas
compartidas y valores de la comunidad es una manera de promover actitu-
des democráticas en los estudiantes. Pese a ello, como se observa, a pesar de
declarar que se reconoce la importancia de la democracia, muchos docentes
no están valorando la participación como una oportunidad para el desarro-
llo de competencias de deliberación y reflexión en sus estudiantes. A esto se
suma que algunos docentes se mostraron abiertamente en desacuerdo con la
participación de los estudiantes en la creación de normas, y se ubican por en-
cima de ellos y desvalorizan sus aportes. Lo interesante es que, a la par de estas
concepciones negativas, también, se recogieron creencias que pueden facilitar
la participación de los estudiantes en la creación de reglas. De esta manera, se
evidencia que coexisten en los profesores concepciones contradictorias.
I 23
ginocchio, frisancho y la rosa
Finalmente, siendo autocríticos, algunos profesores reconocieron ser
poco democráticos en sus acciones, lo que puede ser una oportunidad para
la construcción de la democracia en el colegio, en la medida que una postura
crítica sobre su rol como docentes les permite cuestionar sus creencias, y gene-
rar nuevos conocimientos y cambios específicos con respecto a ellas (Alberca
y Frisancho, 2011).
P1: Haciéndome una autoevaluación, tampoco, soy tan democrática
que digamos; por ejemplo, los chicos, tal vez yo les deje un trabajo, yo
les estimo, les doy un sistema, y quiero que sea así, y cuando alguno me
quiere cambiar de modo entonces trato, me es incómodo. Claro que le
digo que sí lo acepto, pero me es incómodo. Entonces, desde ese punto
de vista, un ejemplo así pequeñito, ya no hay democracia, ¿no? O, cuan-
do mis hijas quieren optar por otra profesión y yo trato de que ella vaya
por otro lado, entonces, tampoco lo estoy siendo.
P6: Porque es verdad, nosotros en muchos docentes que no estamos
adecuadamente preparados, no manejamos adecuadamente informa-
ción, ¿no? Nos resistimos a ciertos cambios propios de la naturaleza,
propios del desarrollo de una país, propios del mundo que nos arrastra,
y estamos quedados en el tiempo; y eso también es un factor para, para
podernos desarrollar a nuestros alumnos democráticamente.
Conclusiones
El presente estudio tuvo por objetivo explorar las concepciones y creencias
acerca de la democracia en el colegio en profesores de secundaria de una ins-
titución pública de Lima, bajo el supuesto de que la estructura de creencias
de los docentes se involucra y juega un papel relevante en la enseñanza y la
práctica pedagógica en general. A partir de los resultados, se concluye que los
docentes de esta institución no reconocen la construcción de una sociedad de-
mocrática como fin de la educación, sino que perciben que su objetivo princi-
pal es formar emprendedores y personas preparadas para el mundo laboral, o
brindar contenidos del área curricular de su especialidad. Si bien mencionan
el desarrollo de habilidades y la formación integral como fines de la educación,
estos no aparecen explícitamente articulados con el desarrollo de la ciudadanía
de sus estudiantes.
Las concepciones de la democracia como un sistema de gobierno imper-
fecto y cuestionable, muy frecuentes entre los docentes participantes, podrían
significar una barrera hacia la construcción de la democracia como un modo
de vida en el colegio. Es necesario, por ello, que los profesores tengan más y
mejor información sobre la democracia y sus procesos, puesto que esto ayu-
24
I dará a que su criterio para juzgar aspectos relacionados con la democracia sea
Concepciones y creencias docentes sobre la democracia en el colegio
más complejo y fundamentado. Asimismo, les dará mayores elementos para
promoverla y reconocerla al interior de la institución educativa. Además de
proporcionar información sobre democracia, para garantizar el apoyo al sis-
tema democrático y su legitimidad percibida, se requiere trabajar sobre las
creencias de estos docentes, pues ellos -como agentes de cambio- son aliados
fundamentales para la construcción de una cultura democrática en el colegio.
En el colegio, la democracia se entiende, principalmente, como partici-
pación en programas escolares, lo que limita su comprensión como cultura
escolar, en la medida que la restringe solo a actividades específicas y procedi-
mentales, como la elección de representantes estudiantiles. También, se piensa
que la democracia en el colegio se asocia a acciones centradas en el docente,
que parecen estar relacionadas a anhelos de los profesores, sin especificidad de
cómo lograr que la democracia incluya a los estudiantes. Asimismo, se com-
prueba que los docentes perciben a las familias y a los propios alumnos como
barreras para su trabajo, lo que no les permitiría considerarlos plenamente
como agentes activos del proceso democrático. Además, creen que es poco lo
que se puede hacer desde la institución por sus estudiantes, aspecto que podría
indicar la sobrecarga de trabajo a la que los profesores están expuestos en su
práctica cotidiana.
Las creencias sobre su rol como docentes, junto con aquellas sobre la disci-
plina y los métodos correctivos, parecen alejar a los profesores de posturas de-
mocráticas. Preocupan, especialmente, las relaciones verticales que podrían es-
tarse estableciendo con los estudiantes y la justificación del uso de la violencia en
el colegio por falta de conocimiento de otros mecanismos de disciplina efectivos.
La construcción de la democracia es impensable en una institución que sostenga
la violencia como método disciplinario, debido a que esta restringe toda posi-
bilidad de cooperación, participación y deliberación de los alumnos, y los trata
como medios, no como fines. Contrariamente, las concepciones que sostiene la
participación de los estudiantes en la elaboración de normas de la institución
brindan una oportunidad para la construcción de un colegio más democrático.
Finalmente, cabe resaltar que no se encontró ninguna relación entre las
concepciones y creencias encontradas a lo largo del presente estudio y aspectos
como el tiempo de servicio de los profesores, el sexo, la especialidad de forma-
ción, ni el área curricular a cargo.
Para profundizar en los hallazgos en estudios similares al presente, se re-
comienda complementar las entrevistas cualitativas con observaciones de la
práctica pedagógica de los docentes, así como, también, indagar más profun-
damente en las experiencias que podrían influenciar sus concepciones, sus
creencias y su práctica. De esta manera, podría establecerse más claramente
la relación entre la estructura de creencias y el actuar docente, lo que sería
un insumo muy importante para el diseño de intervenciones adecuadas para
el cambio conceptual y pedagógico del profesor. Por último, se sugiere la im-
plementación y evaluación de espacios de reflexión para poder contrastar la
I 25
manera en que la práctica pedagógica se transforma a través de los mismos.
ginocchio, frisancho y la rosa
Notas biográficas
Lucía Ginocchio es licenciada en Psicología con mención en Psicología Edu-
cacional y egresada de la Facultad de Artes Escénicas (Fares) de la especiali-
dad de Danza. Actualmente, trabaja en el Instituto de Estudios Peruanos (IEP)
como asistente de investigación en el área de Educación. Sus temas de interés
en psicología de la educación son la formación ciudadana, el desarrollo moral
y la educación intercultural. Asimismo, es miembro del Grupo de Investiga-
ción Educación y Ciudadanía Intercultural del Departamento de Psicología de
la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Susana Frisancho es doctora en Psicología del Desarrollo por la Universidad
de Fordham, New York. Asimismo, es magíster en Psicología y Psicóloga Edu-
cacional por la Pontificia Universidad Católica del Perú, donde se desempeña
como profesora principal del Departamento de Psicología y es coordinadora
del Grupo de Investigación en Cognición, Aprendizaje y Desarrollo (G-CAD).
Es especialista en desarrollo cognitivo y desarrollo moral, constructivismo y
construcción del conocimiento, educación moral, educación ciudadana, edu-
cación y cultura, epistemología del profesor y procesos de formación y re-
flexión docente.
María Isabel La Rosa es profesora asociada del Departamento de Psicología
de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y presidente del Comi-
té de Ética para la investigación con seres humanos y animales de la PUCP.
Es licenciada en Psicología Educacional por la Universidad Peruana Cayetano
Heredia (UPCH) y magíster en Psicología Evolutiva y de la Educación por la
Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). También, es miembro del Grupo
de Investigación en Cognición, Aprendizaje y Desarrollo (G-CAD).
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