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mariana urús
cuestionado en función de los planteamientos de Bombini (2009), quien sos-
tiene que la escritura que se realiza en el ámbito académico nunca puede re-
crear las prácticas que realmente ocurren en el ámbito laboral. No obstante,
otros autores, como Zavala (2009), consideran que, a medida que los estudian-
tes van observando e interactuando con los modos de hablar, actuar, valorar,
pensar, sentir de la comunidad a la que desean pertenecer, esas formas de co-
municarse se van volviendo naturales en ellos. En la identicación de esta for-
taleza, se observa que las propuestas de prácticas de escritura relacionadas con
el ámbito laboral procuran acercar a los estudiantes al modo de comportarse y
comunicarse que caracteriza a los ingenieros. Según la teoría de la acción co-
municativa, en esas actividades, se comparten y se construyen sentidos, en este
caso, en torno a la profesión de los ingenieros (Litwin, 1996).
Por último, otras fortalezas que se mencionan están relacionadas con la
posibilidad de darle continuidad a la tarea que se realiza en el Seminario de In-
greso y se valora positivamente el cambio didáctico que implica “la posibilidad
de realizar una planicación conjunta” (Docente 3) entre docentes y tutora.
Esto signica que, por un lado, tanto estudiantes como docentes se van apro-
piando de la legitimidad que tiene la enseñanza y el aprendizaje de la escritura
académica en el ámbito universitario (Carlino, 2005, 2013), pues la continui-
dad del trabajo consolida esta postura. Por otro lado, se va complejizando la
conguración didáctica de las cátedras en aras de habilitar espacios en los que
la enseñanza de competencias comunicativas sea comprensiva (Litwin, 1997).
Con respecto a las debilidades y los problemas que se identican en la
implementación del enfoque didáctico, cabe evaluar si los docentes se han
apropiado de las posibilidades epistémicas que son inherentes a las prácticas
de escritura. En este sentido, cuando se arma que la cátedra no tiene dema-
siado tiempo de aula para “intercalar, dentro del desarrollo de lo especíco, las
actividades de lecto-escritura” (Docente 4), se percibe que estas actividades
están disociadas aún para algunos docentes, quienes consideran las prácticas
de escritura, por un lado, y el desarrollo de los contenidos disciplinares, por
otro. En otras palabras, a través de este tipo de armaciones, se muestra que
aún no se concibe la posibilidad de enseñar y aprender el contenido disciplinar
utilizando las prácticas de escritura como estrategia didáctica.
Otra debilidad señalada es la resistencia de los estudiantes ante las acti-
vidades de escritura. Esta resistencia también es manifestada por los docentes
cuando, por ejemplo, en las correcciones de textos o devoluciones, no conside-
ran importantes las cuestiones de elaboración textual para denir la nota de un
examen parcial. Es decir, si bien los docentes no desvalorizan las prácticas de
escritura de forma explícita, cuando no las consideran en sus devoluciones o no
les otorgan una calicación dentro de las instancias de evaluación, implícita-
mente se desplaza el desarrollo de las competencias comunicativas con respec-
to al contenido disciplinar. Además, cuando se considera como una debilidad
que el tutor no pueda estar más tiempo en sus cátedras, se está reforzando una
conguración remedial de dicho rol, que estaría centrado en responsabilizarse